p101
  • memoria
  • Encontramos una cantera de piedra que ya no era, y en el horizonte unas grúas, sierras y tornos, deshechos apilados, restos sobre restos. Ahora la piedra viene de lejos, se almacena, se corta y se moldea. Grandes camiones sepultados bajo tremendos bloques de arenisca.

    Un edificio como una gran roca en el paisaje, de la antigua cantera, dejada caer en medio de ese árido y seco paisaje. Desde el exterior una roca-objeto expuesto en el árido paisaje, desde dentro un espacio-patio protegido.

    Para nosotros las oficinas, las casas, el colegio, el bar, todos los espacios imaginables estaban ya allí, en aquella ciudad de piedra, de bloques de piedra, en aquel medio sin urbanizar. Para no perder esa imagen tan abstracta, tan natural en los materiales y tan industrializada y manufacturada en las formas, imaginamos un gran bloque de piedra, como dispuesto a ser cortado, moldeado, que se viera desde lejos, desde la velocidad de la carretera, ascendiendo la vaguada. Tal vez una negación de las formas de la arquitectura, de los elementos propios de la arquitectura, hasta de la escala.

    El edificio roca se revelará en el árido paisaje como una roca virgen, recién cortada, sin alterar el paisaje original. El siguiente paso sería darle a esa roca una dimensión humana.